El final es lo que cuenta


Cuando abrimos un libro, las primeras líneas y nosotros compartimos la impaciencia de iniciar una relación inolvidable. Las palabras, ansiosas por seducirnos, inoculan los gérmenes del relato, desencadenan las claves de un universo por explorar, crean una expectativa de disfrute que nos unirá al relato hasta el final, e incluso más allá de él.
Pero yo prefiero los finales, se anuncian a sí mismos por los pocos párrafos que quedan, contienen una emoción auténtica, que no necesita artificios, porque casi todo ya está dicho. Las últimas frases de cualquier relato adquieren resonancia por el simple hecho de ser las últimas. produciendo muchas veces una extraña sensación de pérdida, la de una historia que ya es nuestra y que se nos escapa. Pero por ser últimas no son necesariamente las definitivas; en ocasiones dejan abierta la posibilidad de continuar, en otros libros, en otro tiempo, en una impalpable dimensión literaria.
Este proyecto es un viaje al mundo de los finales, de los epílogos, de las últimas palabras. El orden es el arbitrario que adoptan los libros en sus estanterías. Si a alguien le inspira una nueva lectura, cumplirá su objetivo: la reencarnación de un final en el inicio de otra aventura.

4.7.10

Chatwin, Bruce - En la Patagonia (1977)

Trad. Eduardo Goligorsky
"Viajaba con nosotros un joven de las Faklands, con un sombrero de piel de foca y extraños dientes afilados.
-Ya es hora de que nos ocupen los argentinos- comentó. -Esta maldita consanguinidad... -Y se rió y sacó una piedra del bolsillo. -¡Mire lo que me dio! ¡Una condenada piedra!
Cuando entramos en el Pacífico el hombre de negocios seguía tocando La Mer. Quizás era lo único que sabía tocar."
Chatwin transmite de forma ejemplar su pasión por la vida, sus relatos y documentales contienen su extrema curiosidad y permanente búsqueda, siempre con ese existencial matiz melancólico. 

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