El final es lo que cuenta


Cuando abrimos un libro, las primeras líneas y nosotros compartimos la impaciencia de iniciar una relación inolvidable. Las palabras, ansiosas por seducirnos, inoculan los gérmenes del relato, desencadenan las claves de un universo por explorar, crean una expectativa de disfrute que nos unirá al relato hasta el final, e incluso más allá de él.
Pero yo prefiero los finales, se anuncian a sí mismos por los pocos párrafos que quedan, contienen una emoción auténtica, que no necesita artificios, porque casi todo ya está dicho. Las últimas frases de cualquier relato adquieren resonancia por el simple hecho de ser las últimas. produciendo muchas veces una extraña sensación de pérdida, la de una historia que ya es nuestra y que se nos escapa. Pero por ser últimas no son necesariamente las definitivas; en ocasiones dejan abierta la posibilidad de continuar, en otros libros, en otro tiempo, en una impalpable dimensión literaria.
Este proyecto es un viaje al mundo de los finales, de los epílogos, de las últimas palabras. El orden es el arbitrario que adoptan los libros en sus estanterías. Si a alguien le inspira una nueva lectura, cumplirá su objetivo: la reencarnación de un final en el inicio de otra aventura.

5.7.10

Stuparich, Giani - La Isla (1942)


Trad. J.Á. González
“El hijo vio empequeñecerse la isla, desvanecerse en el horizonte bajo el inmenso resplandor del mar. Fue aquel el primer momento en el que tuvo la conciencia precisa y simple de lo que perdía al perder a su padre”
Una pequeña obra maestra, elegante, delicada, de una sensibilidad y profundidad extremas. Una reflexión sobre la existencia, las circunstancias extremas y el significado del vínculo entre un padre y su hijo.

Perec, Georges - Me acuerdo (1978)

Trad. Yolanda Morató
"479 Me acuerdo del Capitán Valiente del Flying Enterpise.
480 Me acuerdo (continuará...)"


Perec es inclasificable e inabarcable, una fuente de inspiración permanente. No os perdáis "Algunas de las cosas que debería hacer en cualquier caso antes de morir"

Auster, Paul - La invención de la soledad (1982)

Trad. Mª Eugenia Ciocchini
Retrato de un hombre invisible (1979)
"Me pregunto qué sacará en limpio de estas páginas cuando tenga edad para leerlas.
La imagen de su cuerpo pequeño y feroz, dormido en su cuna en la planta de arriba. Para terminar."

El libro de la memoria (1981)
"Encuentra otra hoja de papel. La coloca ante sí sobre la mesa y escribe estas palabras con su pluma:
Fue. Nunca volverá a ser. Recuérdalo."
Soy un fan de Auster, he leído sus más de 20 novelas, quizás esperando recobrar las sensaciones que me produjo en su día la Trilogía de Nueva York. Su trayectoria desigual me ha causado siempre perplejidad, pero en todas sus narraciones siempre he podido encontrar una situación o acontecimiento inolvidable.



Villar, Julio - ¡Eh, petrel! (1974)

"Hoy termina mi segundo mes de mar. De las tinieblas me llegan los guiños de un faro.
Destello... siete segundos de oscuridad.
Destello... siete segundos de oscuridad.
Destello... siete segundos de oscuridad.
Es el cabo Machichaco.
Cuando amanezca veré las montañas.
La tierra está ahí..."

Para los que vivimos los 80 buscando sentido a nuestras vidas, la experiencia vital de Julio supuso una referencia que aún sigue viva. Su autenticidad lo ha convertido en un clásico.

4.7.10

Unamuno, Miguel de - La tía Tula (1920)

"Y Rosa, cayendo en sus brazos y ocultando su cabeza entre los pechos de su hermana, le dijo entre sollozos:
-¡Quien tiene que perdonarme eres tú, hermana, tú!...Pero hermana... no, sino madre... ¡Tía! ¡Tía!
-¡Es la Tía, la tía Tula, la que tiene que perdonarnos y unirnos y guiarnos a todos! -concluyó Manuela."
Una historia de amor y de muerte, sobre el sentido de la vida que hemos vivido, la angustiosa desorientación entre las varias posibles trayectorias vitales que, juntas, constituyen nuestra vida, la imposibilidad de volver atrás pero sí de darle un último y definitivo sentido a la vida.

Krakauer, Jon - Hacia rutas salvajes (1993)





Trad. Albert Freixa
"El aparato se eleva y luego se mantiene inmóvil en el aire durante unos segundos antes de ladearse a toda velocidad hacia el sureste. Por unos minutos, el techo del autobús continua siendo visible entre los árboles raquíticos. El brillo blanco se hace cada vez más pequeño en aquel océano de verdor, hasta desaparecer."
"El núcleo esencial del alma humana es la pasión por la aventura... No eches raíces, no te establezcas. Cambia a menudo de lugar, lleva una vida nómada, renueva cada día tus expectativas" Carta de Chris McCandless, antes de desaparecer en Alaska

Watson, Lyall - El pájaro del rayo (1982)

Trad. Pilar Giralt
"Adrian Boshier luchó un momento en la superficie y en seguida se hundió lentamente, casi con agradecimiento, en el vacío.
No se ahogó; pero cuando le subieron a la superficie, estaba muerto.
Dicen que al día siguiente un enorme nubarrón llegó del lejano sudoeste y fue a encallarse en las laderas de Quienes Señalan no Llegarán nunca a sus Hogares, entonces fulguró un relámpago, rugió un trueno y cayó un diluvio sobre el seco Makgabeng."
Es uno de esos pocos libros que una vez finalizado deja un anhelo de horizontes limpios y viajes definitivos.

Verne, Julio - Hector Servadac

Trad. A. Fuentes

"Pablo y Nina vivieron felices, como suelen serlo y lo son indudablemente los que, amándose de todo corazón, ven santificado su amor por el matrimonio."


Esta obra casi desconocida de Verne me influyó a los 13 años de forma decisiva en mi afición por la Astronomía. Probablemente el resto de sus obras clásicas estimuló mi curiosidad hacia las ciencias.

Chatwin, Bruce - En la Patagonia (1977)

Trad. Eduardo Goligorsky
"Viajaba con nosotros un joven de las Faklands, con un sombrero de piel de foca y extraños dientes afilados.
-Ya es hora de que nos ocupen los argentinos- comentó. -Esta maldita consanguinidad... -Y se rió y sacó una piedra del bolsillo. -¡Mire lo que me dio! ¡Una condenada piedra!
Cuando entramos en el Pacífico el hombre de negocios seguía tocando La Mer. Quizás era lo único que sabía tocar."
Chatwin transmite de forma ejemplar su pasión por la vida, sus relatos y documentales contienen su extrema curiosidad y permanente búsqueda, siempre con ese existencial matiz melancólico. 

Hodgson, William Hope - La casa en el confín de la tierra (1908)




Trad. Francisco Torres Oliver

"A veces, en mis sueños, veo el pozo gigantesco rodeado de árboles y arbustos. El rumor del agua se eleva y se mezcla -en mis sueños- con otros ruidos más bajos, mientras que, por encima, se extiende el eterno sudario del agua pulverizada."


Sencillamente alucinante. La escena en que el protagonista observa desde su sillón cómo transcurren millones de años, es inolvidable.

Priest, Christopher - La afirmación (1981)

Trad. Matilde Horne

"De pronto vi que había un paisaje subterráneo para peatones, y crucé por él, perdiendo de vista a Seri. Eché a correr, trepé hasta la superficie del otro lado. Durante un momento creí que sabía dónde estaba, pero cuando me volví a mirar..."

Excelente novela en la que Priest reflexiona sobre la locura, la memoria, el amor, la muerte y el arte de la escritura revelando la naturaleza esquiva de la realidad.

Bolaño, Roberto - 2666 (2004)

Uno:
"Y esto es todo, amigos. Todo lo he hecho, todo lo he vivido. Si tuviera fuerzas, me pondría a llorar. Se despide de ustedes, Arturo Belano."

Otro:
"El caballero suspiró, debía de rondar los setenta años, y luego dijo:
-Vaya legado más misterioso, ¿no cree usted?
-Sí, sí, en efecto, así lo creo -dijo Archimboldi mientras se levantaba y se despedía del descendiente de fürst Pückler.
Poco después salió del parque y a la mañana siguiente se marchó a México."
Bolaño es mi mayor descubrimiento de los últimos años, pertenece a esa rara clase de escritores irresistibles de los que tienes que leerlo todo.

Castaneda, Carlos - Relatos de poder (1975)

La explicación de los brujos:
"Pablito me tomó del antebrazo y nos dijimos adiós. Entonces un extraño impulso, una fuerza, me hizo correr con él hacia el filo norte de la meseta. Sentí que su brazo me sostenía cuando saltamos, y luego quedé solo."


Durante un tiempo de mi juventud, este capítulo estuvo en todas mis mochilas, para mí resumía todo lo que uno podía llevarse a una isla desierta.

Casares, Adolfo Bioy - La invención de Morel (1968)

"Al hombre que, basándose en este informe, invente una máquina capaz de reunir las presencias disgregadas, haré una súplica: Búsquenos a Faustine y a mí, hágame entrar en el cielo de la conciencia de Faustine. Será un acto piadoso."
Pequeña obra maestra leída también varias veces, que despliega una odisea fantástica para realizar una profunda indagación acerca de la soledad y la incomunicación humana.

Cortázar, Julio - Ceremonias (1983)

La noche boca arriba (1956)
“En la mentira infinita de ese sueño también lo habían alzado del suelo, también alguien se le había acercado con un cuchillo en la mano, a él tendido boca arriba, a él boca arriba con los ojos cerrados entre las hogueras.”

Casa tomada (1956)
"Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada."

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj (1970)
"No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj."
Para mí es el más grandes después de Borges. Exuberante, valiente, sorprendente, "sus cuentos son la pintura genial de seres improbables, llenos de ternura, ausentes, mágicos."

García Marquez, Gabriel - Ojos de perro azul (1950)

Ojos de perro azul (1950)
"Y volvió a poner las manos sobre el velador, con el semblante oscurecido por una niebla amarga: “Eres el único hombre que, al despertar, no recuerda nada de lo que ha soñado.”

Alguien desordena estas rosas (1952)
"Entonces quedé definitivamente solo en el cuarto. Pero en cambio ella estará satisfecha. Porque ese día sabrá que no era el viento invisible lo que todos los domingos llegaba a su altar y le desordenaba las rosas."
Gabo me gusta mucho, pero hay en sus primeras obras una frescura perdida en su madurez. Volver a ellas es siempre un estímulo para la imaginación.

Borges, Jorge Luís - El jardín de senderos que se bifurcan (1941)

El jardín de los senderos que se bifurcan:
“El Jefe ha descifrado ese enigma. Sabe que mi problema era indicar (a través del estrépito de la guerra) la ciudad que se llama Albert y que no hallé otro medio que matar a una persona de ese nombre. No sabe (nadie puede saber) mi innumerable contribución y cansancio.”

Las ruinas circulares:
“Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo.”
He leído todo lo publicado de Borges varias veces, su influencia es tan vasta como indefinible, ubicua en espacios imprevisibles.

Sabato, Ernesto - El túnel (1948)


"Sólo existió un ser que entendía mi pintura. Mientras tanto, estos cuadros deben de confirmarlos cada vez más en su estúpido punto de vista. Y los muros de este infierno serán, así, cada día más herméticos."