El final es lo que cuenta


Cuando abrimos un libro, las primeras líneas y nosotros compartimos la impaciencia de iniciar una relación inolvidable. Las palabras, ansiosas por seducirnos, inoculan los gérmenes del relato, desencadenan las claves de un universo por explorar, crean una expectativa de disfrute que nos unirá al relato hasta el final, e incluso más allá de él.
Pero yo prefiero los finales, se anuncian a sí mismos por los pocos párrafos que quedan, contienen una emoción auténtica, que no necesita artificios, porque casi todo ya está dicho. Las últimas frases de cualquier relato adquieren resonancia por el simple hecho de ser las últimas. produciendo muchas veces una extraña sensación de pérdida, la de una historia que ya es nuestra y que se nos escapa. Pero por ser últimas no son necesariamente las definitivas; en ocasiones dejan abierta la posibilidad de continuar, en otros libros, en otro tiempo, en una impalpable dimensión literaria.
Este proyecto es un viaje al mundo de los finales, de los epílogos, de las últimas palabras. El orden es el arbitrario que adoptan los libros en sus estanterías. Si a alguien le inspira una nueva lectura, cumplirá su objetivo: la reencarnación de un final en el inicio de otra aventura.

15.7.10

Maugham, W. Somerset - Ars longa, vita brevis (The Alien Corn)


"Los criados se sorprendieron de pronto al oir un disparo. Cuando entraron en la armería vieron a George tendido en el suelo con el corazón atravesado por una bala. Al parecer, la escopeta estaba cargada, y George, manipulando con ella, la había disparado accidentalmente. Con frecuencia nos enteramos por los periódicos de sucesos de esta clase."
Tuve un amigo al que le pasó exactamente el mismo accidente, pero los que le conocíamos siempre hemos sospechado que la escopeta nunca apuntó casualmente a su pecho.

No hay comentarios: