Traducción: Esther Benítez
"Hoy sois marido y mujer, Lector y Lectora. Una gran cama de matrimonio acoge vuestras lecturas paralelas.
Ludmilla cierra su libro, apaga su luz, abandona la cabeza sobre la almohada, dice: - Apaga tú también. ¿No estás cansado de leer?
Y tú: - Un momentito. Estoy a punto de acabar Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino."
He leído esta novela al menos 4 veces y siempre me ha parecido igual de fresca y sorprendente. Calvino te convierte en personaje de un texto postmoderno, en que hace un uso ingenioso de la metanarrativa y nos envuelve en una intriga absorvente y paradójica llena del humor y fantasía inseparables de Calvino. Supongo que no hace falta que os diga que de este autor he leído también toda su obra al completo.
El final es lo que cuenta
Pero yo prefiero los finales, se anuncian a sí mismos por los pocos párrafos que quedan, contienen una emoción auténtica, que no necesita artificios, porque casi todo ya está dicho. Las últimas frases de cualquier relato adquieren resonancia por el simple hecho de ser las últimas. produciendo muchas veces una extraña sensación de pérdida, la de una historia que ya es nuestra y que se nos escapa. Pero por ser últimas no son necesariamente las definitivas; en ocasiones dejan abierta la posibilidad de continuar, en otros libros, en otro tiempo, en una impalpable dimensión literaria.
Este proyecto es un viaje al mundo de los finales, de los epílogos, de las últimas palabras. El orden es el arbitrario que adoptan los libros en sus estanterías. Si a alguien le inspira una nueva lectura, cumplirá su objetivo: la reencarnación de un final en el inicio de otra aventura.
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